De las seis especies de Taguas que se encuentran en diferentes partes del territorio nacional, la presente es la mejor conocida y la que más abunda. Desde Coquimbo hasta Tierra del Fuego se le encuentra por las lagunas y ríos de todo el país, mas no sube a la cordillera, siendo reemplazada en esos parajes por la Tagua chica que, fuera de hacerle compañía por todo el resto de su zona de distribución, sube indistintamente hasta las más altas lagunas de la montaña. Desde Coquimbo hasta Cautín se le ve acompañada también con frecuencia con la Tagua de frente roja (Fulica rufifrons).

Se notará que en la presente especie el pico y el escudo son amarillos, separados por una línea roja intensa que se extiende hacia arriba, y lleva forma ovalada terminada hacia arriba en punta, mientras que F. rufifrons lo tiene enteramente rojo, alargado y terminado en una punta dirigida hacia atrás.

No obstante, sus dedos lobulados en vez de con membrana completa como los Gansos y Patos, las Taguas son excelentes nadadoras y zambullidoras, y como aquéllos, encuentran la mayor parte de su alimentación debajo del agua, en los brotes tiernos de gran diversidad de plantas acuáticas. Su grito característico, que se oye salir a menudo de las espesuras de los pajonales sin que sean avistadas, viene a caer entre el cacareo de una gallina y el quak-quak-quak de los patos.

Las Taguas frecuentan de preferencia las lagunas que ofrecen agua libre al medio y pajonales por las orillas. Son bastante sociables, juntándose a veces en bandadas bastante numerosas, en compañía de patos de diferentes clases. Al verse en peligro y mientras los patos alzan el vuelo y desaparecen, las Taguas nadan rápidamente hacia las orillas y luego se esconden entre los pajonales, que les sirven a la vez de protección y cobija para los nidos. Estos son bastante abultados y construidos con los mismos junquillos en forma de plataforma flotante, con un borde del mismo material a su alrededor para formar una taza semihúmeda que sirve de depósito para los cuatro a siete huevos que componen la nidada.

La postura comienza en octubre y termina normalmente en noviembre, pero por lo menos en las regiones centrales se viene a prolongar a menudo hasta diciembre o aun enero.

Son muy territoriales en período de crianza persiguiendo a los intrusos de forma agresiva, sin importar el tamaño.