Esta Garza también se había puesto muy escasa con la persecución que estaba a la orden del día a principios del siglo XX, pero desde el momento en que sus plumas dejaron de tener valor comercial, ha aumentado en número en forma notable, pudiendo ser conceptuada hoy día como ave numerosa por toda la zona central y sur-central del país. En contraste con la Garza grande, no sigue más al Sur que Valdivia; aunque ejemplares aislados se ven de vez en cuando en Llanquihue y Chiloé.

En todo parecido a la Garza blanca, se diferencia por su tamaño notablemente inferior -sólo 60 cms. de altura comparado con 85 cms., el pico es negro en contraste con el amarillo de la grande, las patas son amarillas por atrás, igual que los dedos y la presencia de un moño de plumas satinadas en la cabeza. Mucho más confiada que la grande, permite acercarse sin problemas. Sus costumbres son en todo sentido similares a las de la especie ya referida, anidando también en la misma época del año entre los pajonales de las lagunas y poniendo de tres hasta cinco huevos que son distinguibles de los de aquella sólo por su menor tamaño.