El Rayadito, visto de cerca, es, como ya se ha dicho en la descripción del género, una de las avecitas más bonitas de todo Chile. El hecho de que no sea más conocido sólo puede atribuirse a sus costumbres arbóreas y a la naturaleza especializada del «habitat» que frecuenta. Aunque mucho más abundante en las regiones de los grandes bosques, o sea, desde Cautín hasta el Sur del Aysen, que en otras partes, vive, y anida en las provincias centrales hasta Coquimbo (Fray Jorge), mientras que por el Sur sigue por el territorio de Magallanes y aún hasta Tierra del Fuego.
A primera vista el Rayadito se parece al Tijeral, del cual cabe distinguirlo sin embargo sin dificultad por su plumaje rayado en diferentes tonos de café y negro, especialmente notable en las listas longitudinales de la cabeza, por la forma como lleva la cola siempre un tanto levantada y-carácter invariable y absolutamente infalible para su identificación por terminar la cola con las plumas «peladas” o desprovistas de barbas, dando así el efecto de dos espinas sobresalientes. De la forma de distinguir al Rayadito común de las otras razas no hay necesidad de preocuparse, pues éstas están circunscritas a determinadas islas y no llegan al continente; cabe anotar, no obstante, que el Rayadito común tiene todas las partes inferiores de color gris leonado, mientras que en las razas isleñas este color se reemplaza en mayor o menor grado, según la subespecie, por un color ocre.
El Rayadito anida en pequeñas grietas u hoyos en los árboles o, quizás más a menudo entre el tronco y la corteza en partes donde ésta se ha separado un poco de aquél.
El nido se limita a la cantidad de ramitas o pastito estrictamente necesarios para forrar las paredes interiores del hoyito o grieta y para servir de cuna a la camita de plumas que protege a los huevos o polluelos, y esto es aplicable tanto a nidos encontrados en las regiones boscosas del Sur, como en Chillán, Santiago y Aconcagua.
La nidada normal es de tres huevos, los cuales son blancos, lisos sin brillo.