La presente subespecie de Blanquillo es la más común en las provincias centrales, encontrándose tanto en las lagunas cordilleranas, del valle central y aun ocasionalmente en el mar. Se ve aislado, en parejas o en bandaditas, a veces hasta de 20 ejemplares. En el Sur y región austral parece ser menos común.
Es mucho más pequeño que la Huala, caracterizándose por tener toda la cara inferior blanca; de allí que también lo llamen «Hualita”. Del Pimpollo se diferencia por ser ligeramente más grande y por su coloración. Del Picurio se distingue fácilmente por su cuello más corto y por la cabeza con penacho lateral a modo de abanico. Este penacho es eréctil y le da un aspecto muy interesante, especialmente en la época nupcial.
Los sitios más favorables para estudiar este pequeño Zambullidor son las lagunas cordilleranas, pues en ellas, sin duda gracias a su aislamiento, se muestra muy manso. En ellas es frecuente verlo en grupitos asoleándose o inmóviles a modo de “chalupitas”, motivo por el cual también son llamados con este nombre. Como todas las aves de esta familia es un excelente zambullidor obtiene todo su alimento bajo el agua. Este consiste en plantas acuáticas, ovas de pescado, pececillos y crustáceos.
Sus nidos son flotantes, hechos de totora y en lagunas con pajonales van anclados en medio de ellos, tapándose o casi “enterrándose los huevos entre el material húmedo del nido. En las lagunas cordilleranas, en cambio, los nidos son muy visibles, pues se les ve flotando en grupos en los pocos sitios en que hay totora y otras plantas acuáticas, siendo de notar que casi todas las parejas de una misma colonia ponen al mismo tiempo.
La nidada usual es de cuatro a seis huevos, que como en el caso de la Huala, comienzan por ser de un blanco azulado pero que poco a poco con el barro y trajín se ponen más y más oscuros hasta tornarse casi negros. Los polluelos están cubiertos de plumón grisáceo, estilo patito; son muy simpáticos, nadan ya a las 24 horas de salidos del huevo y cuando se cansan se suben en el dorso de sus padres, los que siguen nadando con su preciosa carga a cuestas, tal como si nada hubiese pasado. En las lagunas bajas la postura tiene lugar en septiembre y octubre, pero en la cordillera se retrasa a diciembre o principios de enero.