CACHUDITO

(Anairetes parulus)

Fig. 1
Fig. 2

El Cachudito o Torito es residente y bastante común desde el valle del Copiapó (Atacama) hasta Valdivia y la Isla de Chiloé, habitando de preferencia las regiones forestales, pero viviendo también en los valles y laderas semiáridas de la precordillera central hasta una altura de unos 2.000 metros, y en las partes vegetadas del “Norte chico” (Coquimbo y Atacama). En invierno se le ve a menudo en los jardines de Santiago y otras ciudades de la zona central.

Después de algunos picaflores, la más pequeña de todas las aves chilenas, el nombre del Cachudito deriva de la cresta o moño negruzco formado por cinco plumas negras, alargadas y encorvadas hacia adelante, que lleva en la cabeza y que junto con el color amarillento de sus partes inferiores sirve para identificarlo. Su canto largo y trinado se asemeja al de los Canasteros, pero es más melodioso y agradable.

Esta avecita, de perpetua intranquilidad, rapidez de todos sus movimientos y la forma como busca su alimento, en ocasiones se detiene para acicalarse y secarse al sol después de un baño. Pasa la mayor parte del tiempo recorriendo la corteza de los árboles y arbustos en demanda de insectos, pero bajando a menudo hasta el mismo suelo para revisar las cepas, troncos caídos u otros detritus vegetales. Aparte de su dieta principal de insectos, come también algunas semillas, especialmente en invierno.

Construye un nido abierto, estilo taza, en arbustos, quila u otras plantas, generalmente al borde de los caminos o alrededor de los claros en los bosques donde el sol y el aire pueden penetrar libremente. El nido, construido a principios de la primavera (de septiembre a noviembre según la localidad), está hecho con todo cuidado de fibras de raíces, hojas de pasto, líquenes y papo de cardo у forrado profusamente con plumitas. Los huevos, casi siempre en número de tres por nidada, son aún más chicos que los de algunos Picaflores y de color crema amarillento, muy diferentes de la combinación de fondo blanco con pintas rojizas que caracteriza a la gran mayoría de los Cazamoscas, pero casi idénticos a los del Siete-Colores (Tachuris rubrigastra) y por el mismo estilo que los del Pájaro amarillo (Pseudocolopterix flavirostris).

Extracto del prefacio “Lenguaje de los pájaros Chilenos” por
Oreste Plath

CUENTA UNA ANTIGUA LEYENDA de pájaros, que un viejo se hallaba sentado a la vera de su jardín, que era de encanto, poco posible encontrar otro mejor en la región.
De pronto, un pájaro extraño, pequeña ave venida de otros aires. atravesando fronteras, distrajo al anciano quien dejo de pensar en los negocios, para desear por un instante volar con ella.
Entonces quedó ciego.
—Oh, Dios, —imploró— devolvedme la vista.
Una voz misericordiosa se dejó oír:
—¿Prometes usar de tus ojos para conocer antes que nada tu pueblo, tu paisaje, sus pájaros?
—Te lo prometo —contestó el afligido anciano.
La luz descendió sobre su noche, y recobró entonces la mirada y se dio a recorrer su patria, desde la pampa caliente a la pampa helada, de la cordillera al mar, de las verderías a los pajarales.

Fig. 3
Fig. 4
Fig. 5
Cuándo observar:
Residente