El Fringilo plomo es una de las aves de distribución más extensa, encontrándose desde la frontera con el Perú hasta Magallanes y Tierra del Fuego. En las provincias del Norte y Centro del país es exclusivamente habitante de la cordillera de los Andes, en la cual anida a alturas mayores de 2.700 metros, pero a medida que se avanza hacia el Sur se le encuentra a alturas cada vez menores hasta llegar al nivel del mar. Es evidente que se trata de un ave de clima frío que recurre a variaciones de altura para mantenerse dentro de condiciones climatéricas lo más uniformes posibles.

Como su nombre científico lo indica, este Fringilo se caracteriza por la ausencia absoluta de colores y otros caracteres distintivos. Un poco más chico que la Diuca y de color plomo (gris azulado) uniforme, un poquito más claro debajo que encima, el macho adulto viste un plumaje que mimetiza admirablemente con el ambiente.

La hembra y las aves jóvenes de ambos sexos tienen, en cambio, un plumaje estriado de color pardo obscuro en el dorso y bastante más claro abajo, asemejándose así a la hembra del Platero, pero sin el pico amarillo o el borde blanco de la cola.

Anida entre las piedras de un muro o pirca, en los faldeos pedregosos de cerros casi desprovistos de toda vegetación. Los nidos son parecidos a los del Jilguero común, bien construidos forrados con crin de caballo.

Los huevos son de color azul-verdoso pálido, con gran número de pintitas café-purpúreas, lo que les hace indistinguibles de los del Cometocino.

Imágenes capturadas en el entorno del embalse del Yeso, enero 2014.