Por la mayor parte de su zona de distribución que se extiende desde Arica hasta Chiloé y Aysen, el Peuco es tal vez una de los más abundantes y mejor conocidas de las aves de rapiña que cazan su presa al vuelo. Se le encuentra desde la precordillera hasta la costa, mostrando cierta preferencia por la campiña abierta y los cerros bajos cubiertos de arbustos.
Del tamaño del Aguilucho, pero de corte más esbelto y cola más larga, el Peuco adulto puede ser reconocido con facilidad por su plumaje en general muy oscuro — encima, negro con una zona rufa en los hombros y otra cremosa en la rabadilla, y abajo también negro, pero con tintes de acanelado. La cola es también negra con una banda blanca en la punta, el pico azulado y las patas amarillas. La coloración es igual en ambos sexos y no se producen fases melánicas u otras variaciones de plumaje como en el caso de los Aguiluchos, la hembra es levemente de mayor tamaño, esto explica sus hábitos, durante la crianza, el macho más liviano y ágil caza y la hembra con un cuello más fuerte desgarra la presa para alimentar a los polluelos. Los inmaduros se parecen bastante y pueden ser confundidos con ejemplares inmaduros del Aguilucho común.
Muy rápido en el vuelo y de temperamento sumamente agresivo, el Peuco es gran cazador de pajarillos, incluso los pollitos y las palomas, pero también come conejos y otros mamíferos, lagartijas y sapos.
Mientras el Aguilucho, el Vari y el Bailarín son francamente beneficiosos para la agricultura por la gran cantidad de roedores que destruyen, no puede decirse lo mismo del Peuco o de su primo hermano más chico, el Peuquito.
No sin razón es considerado como el peor enemigo de las aves de corral.
En las provincias centrales los sitios favoritos para anidar son los espinos altos y espesos, cerca de cuya cima el Peuco construye un nido de palos secos en forma de plataforma más o menos plana, muy distinto al nido de taza profunda que usa el Aguilucho, y forrado con palitos entremezclados con pasto, lana o, a veces, hojas. Muchas veces no se preocupa de construir nido nuevo sino que se conforma con reparar el del año anterior o con usarlo como punto de apoyo para colocar el nuevo encima.
Con frecuencia estos nidos de Peuco son aprovechados también por el rey de las Rapaces nocturnas, nuestro amigo el Tucúquere.
El Peuco pone de dos a tres huevos, generalmente en Septiembre; son de un azul muy pálido con leves insinuaciones de café o lila.
Pablo Neruda le dedicó un poema, que, a mi parecer, también evoca la imagen del bailarín.