Traído a Chile por primera vez por el señor Alberto Cousiño en 1904, y nuevamente a la provincia de Aconcagua (Los Andes y Río Blanco) por un caballero francés pocos años más tarde, el Gorrión europeo se ha ido propagando por la mayor parte del país con esa extraordinaria tenacidad y singular apego a la vida que le son característicos. Hoy está presente en prácticamente todas las regiones de Chile.

De aspecto similar al Chincol, pero más pesado y agresivo, el Gorrión macho se distingue por la ancha franja negra que atraviesa su pecho y por las zonas del mismo color en la cabeza. La hembra es más difícil de identificar por cuanto carece del todo de estas zonas y franja negras, de tonos más claros y con una franja supraocular casi blanca que se extiende del ojo hacia atrás.

Como es bien sabido, el Gorrión demuestra marcada preferencia por las vecindades de la habitación humana, siendo mucho menos abundante en el campo que en las plazas, jardines, chacras, establos, etc., de las ciudades y pueblos, donde de un extremo a otro del país ha ido desplazando cada vez más al Chincol nativo que se ve obligado a ceder terreno ante la mayor pujanza y extraordinaria fecundidad del intruso. Estudios realizados en Estados Unidos revelan que el Gorrión es insectívoro sólo durante la época de crianza, alimentándose durante el resto del año de granos y vegetales. Aunque no puede decirse que es dañino para la agricultura, por cuanto casi no habita en el campo.

Para anidar el Gorrión prefiere igualmente aprovechar el trabajo del hombre, metiéndose debajo de los aleros y en el entretecho de las casas, establos, etc., disputando y muchas veces desalojando de estos sitios predilectos a la Golondrina de rabadilla blanca (Iridoprogne leucopyga) y aun al tan simpático cuan diminuto Chercán (Troglodytes musculus). A falta de sitios como éstos, acepta también los huecos o enjambres de lianas o de hojas secas en los árboles, muros, salientes rocosas, o cualquier parte que le ofrezca cobija para el gran nido suelto у abultado. En las imágenes entrada del nido en el tronco de una palmera (Llolleo). Los huevos, que fluctúan entre 3 y 7 en número, son de color blanco grisáceo con numerosas pintas y manchas que varían desde gris neutro por gris pizarra al café, pigmento que a veces llega a cubrir toda la superficie del huevo.