Visitante de invierno que llega del Sur en abril y se va nuevamente en septiembre.

Durante su migración invernal llega hasta la provincia de Aconcagua y en esa época, sin llegar a ser abundante en ninguna parte, se encuentran con toda seguridad unos pocos ejemplares en los valles y quebradas de la precordillera, en la región de la costa y aun en los jardines de las ciudades del Valle Central.

De tamaño bastante más chico que el Fio-Fio, su color gris uniforme y sombrío lo haría probablemente el más difícil de todos los Cazamoscas para la identificación, si no fuera por su silbido monosilábico muy agudo y sumamente melancólico que no tiene paralelo entre las aves chilenas. Una mancha oscura detrás del ojo permite identificarla.

En marcado contraste con la gran mayoría de las aves de su familia, la Viudita – llamada así no sólo por lo sombrío de su plumaje sino también por su silbido tan triste- es esencialmente arbórea, pasando casi todo su tiempo entre el follaje más alto de los árboles, especialmente los quillayes y maitenes, y volando sólo tardíamente y a corta distancia.

La Viudita nidifica de preferencia en arbustos de retama, a una altura entre 1 y 2 metros. El nido es muy compacto, de forma alargada y ensanchada en una extremidad, en donde se encuentra la cámara de incubación; exteriormente está vestido de musgos e interiormente con gramíneas verdes, dispuestas circularmente. Un nido fotografiado midió 26 cms. de largo por 9 cms. de ancho en la parte más dilatada.

Los huevos, en número de tres, son de color blanco con una que otra pintita de color castaño rojizo, o sea, muy parecidos a los del Fio-Fio, pero con menos pintas