La Loica es otra ave muy conocida y de extensa distribución en Chile, encontrándose desde el Norte de la provincia de Atacama (Copiapó) hasta Magallanes y Tierra del Fuego, y desde la costa e islas adyacentes hasta una altura de 2.500 metros en la cordillera. Al otro lado de los Andes se esparce sobre la mayor parte de Argentina.
Casi del porte de un Zorzal, pero con alas y cola más cortas, la Loica macho se distingue fácilmente de todo otro pájaro chileno por su pecho rojo que se ve desde lejos y que sirve para identificarla de inmediato. La hembra tiene el mismo plumaje rayado con diferentes tonos de café, con el rojo del pecho muy pálido. El pico es negro y puntiagudo, enteramente diferente al del Zorzal.
A pesar de internarse en las cordilleras, la Loica es ante todo ave de los terrenos bajos y húmedos, andando mucho por el suelo, pero volando también con facilidad y fuerza. Se la encuentra en toda época del año; sin embargo, deja la impresión de ser más abundante en invierno, probablemente por su costumbre de juntarse en bandadas durante esa estación.
Su alimento, que procura casi enteramente en el suelo, se compone de semillas de diversas clases y frutas, mostrándose en invierno especialmente partidaria de los bulbos de ciertas plantas silvestres que cava con su pico afilado y puntiagudo. El canto es musical y agradable, pero poco variado, y lo hacen machos y hembras.
La época de la postura comienza en septiembre y termina en noviembre. El nido es bastante grande, de construcción suelta y formado de tallos de pastos secos muy bien unidos; el forro es del mismo material, mas sin indicios del barro que usa el Zorzal y el Tordo. Va colocado siempre en el suelo, generalmente muy bien escondido entre matas de pasto largo, y es muy difícil de encontrar, pues la hembra se sobrepasa en cuidados y precauciones, no dejándose caer nunca directamente sobre el nido, sino bajando a cierta distancia y acercándose poco a poco, andando por el pasto en pose agachada, en forma de no dejarse ver; precauciones que se repiten a la inversa cuando sale del nido.
Los huevos, generalmente tres en número, pero de vez en cuando cuatro, se cuentan entre los más bonitos de todas las aves chilenas. El color de fondo fluctúa entre ante claro y gris laucha pálido el que se encuentra profusamente salpicado con pintas, manchas y dibujos antojadizos de color café-rojizo que tiran por un lado hacia el negro y por el otro al ocre y al fauno.